Hoy hacemos memorial de la Pasión y la muerte de Jesús. Aunque sea una realidad que celebramos año tras año, esa periodicidad no resta ni un ápice al conmovedor e incluso indignado sentimiento que nos brotan del injusto juicio, la tortura y el asesinato cruel de un inocente, Jesús de Nazaret. En medio de ese dolor ponemos junto a la cruz, con un silencio sagrado, a tantas víctimas inocentes que sufren injustamente la violencia, el acoso, la pobreza o la huida de su propia tierra.
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