martes, 6 de abril de 2021

RESURRECCIÓN

El año pasado, al atardecer del día 27 de marzo, el Papa Francisco se encontraba solo en medio de la lluvia y de la gran plaza del Vaticano. En una celebración austera, se acercaba a poner al pie de la Cruz los dolores de la humanidad en este tiempo de pandemia. Vivimos una Semana Santa especial pues se cancelaron las celebraciones y actos de piedad con los que el pueblo cristiano ha celebrado a lo largo de la historia los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Ha pasado un año y seguimos con restricciones, toques de queda, alarmas que nos intranquilizan y amenazan. Hemos pasado por distintas olas en las que la muerte ha estado presente en medio de nuestras familias y sociedad. Como un día dijeron los apóstoles, en este tiempo nos hemos dirigido a Dios con aquellas palabras u otras parecidas en las que hemos expresado nuestro desconcierto y nuestros miedos: “Señor, ¿No te importa que nos hundamos?”

Para muchos, como recordaba entonces el Papa, esta también será una Pascua de soledad, vivida en medio de los lutos y dificultades que genera esta pandemia con las muertes, sufrimientos y problemas de salud y económicos.

En medio de la muerte los cristianos seguimos hablando de vida, de vida plena, de vida eterna. No olvidamos que el Resucitado es el Crucificado, que lleva en su cuerpo las llagas y heridas de la pasión. A Él le miramos para que cure las heridas de esta humanidad tan “tocada” y desolada.

Cristo resucitado es la fuente profunda de nuestra esperanza. Su resurrección sigue aconteciendo este año, no es algo del pasado. En nuestro mundo, a pesar de las dificultades también aparecen nuevos brotes de resurrección. En medio de la oscuridad siempre surge algo nuevo. Me gusta recordar esa imagen que Leonard Cohen proponía en la letra de una de sus canciones: “Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz”.

Escribía el Papa Francisco unos años antes de la pandemia estas palabras en ese gran documento que marca y orienta su pontificado: “Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!” (EG 278)

Para todos vosotros, ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Benjamín Echeverría, capuchino

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