jueves, 9 de septiembre de 2021

ESCUCHAR DE NUEVO

El Papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti, nos advierte de que «el mundo de hoy es en su mayoría un mundo sordo». Y añade, explicando las causas: «A veces la velocidad del mundo moderno, lo frenético nos impide escuchar bien lo que dice otra persona. Y cuando está a la mitad de su diálogo, ya lo interrumpimos y le queremos contestar cuando todavía no terminó de decir. No hay que perder la capacidad de escucha».

Aunque la advertencia no es nueva, tiene precedentes en la tradición bíblica. Una de las principales plegarias de la religión judía insiste en la importancia de escuchar con atención: «Escucha Israel, el Señor es nuestro Señor, uno es el Señor». El propio Jesús, más tarde, constatará con preocupación que, también en su tiempo, «por más que miran, no ven; por más que escuchan, no oyen».

Hoy, frente al ruido ensordecedor que nos amenaza, podemos tratar de imitar a Francisco de Asís, quien «escuchó la voz de Dios, escuchó la voz del pobre, escuchó la voz del enfermo, escuchó la voz de la naturaleza. Y todo eso lo transforma en un estilo de vida».

La escucha, en definitiva, es un estilo de vida que requiere del hábito del silencio, del recogimiento y del análisis reposado de todo lo escuchado. El ruido, exterior e interior, es una amenaza de la que debemos protegernos. El ruido, que desorienta a las ballenas y confunde a los pájaros, impide también al ser humano escuchar la voz de la naturaleza, del enfermo, del pobre y de Dios.

Si conseguimos hacer silencio, entonces quizás podamos escuchar de nuevo la voz polifónica de la naturaleza y la música del Evangelio.

Jaime Tatay, sj

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