miércoles, 27 de abril de 2022

VIVIR EN EL AMOR

Todos sabemos que nuestra fe habla del mandamiento del amor tal como Jesús lo dijo: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Tanto hemos hablado y escuchado sobre esto que ya no nos sugiere nada novedoso. Y sin embargo es uno de los secretos más importantes de nuestra fe, porque descubrir esto en nuestra historia persona concreta es lo que más nos acerca al misterio de Jesús, a lo que le movió en su vida.

Aprender a amar es tarea de toda una vida y más. Aprendemos a amar cuando recibimos amor, cuando hay personas que nos atienden con cariño en nuestras necesidades; también cuando somos capaces de dedicarnos a atender las necesidades de otras; cuando gozamos de una relación que parece que nos hace tocar el cielo; o cuando en medio del sufrimiento y de la frustración sabemos que nos debemos a personas con las que nos hemos comprometido en la vida.

Vivimos muchas razones y motivos para amar y para no amar; hay infinidad de situaciones que facilitan o dificultan el amor; habrá circunstancias en las que tendremos que hacer muchas y grandes cosas por amor; también habrá otras en las que no podemos hacer nada, sólo estar y aguantar. Pero en todas habrá que amar. Por eso, como dice Pablo, el amor es paciente, servicial, no es envidioso…; el amor siempre estará ligado a la humildad. Y sobre todo, el amor está ligado a alguien, a un tú, porque si no hay un tú, no es amor sino una idea, hacer filosofía del amor. Y el amor cristiano es amar sobre todo a un Tú personal, alguien vivo que ama, que salva.

El amor más que un mandamiento o una norma a cumplir será un don que nos hace vivir.

Carta de Asís, abril 2022

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