miércoles, 8 de abril de 2020

HAZ DE LUZ - PASCUA ONLINE 2020

Partiendo del lema que rige nuestro curso -Pequeños- y de las máscaras que nos ponemos en carnaval, y que no hacen sino esconder nuestra realidad, quisimos hacer un recorrido por las máscaras que, a diario, y con más o menos asiduidad, vamos usando en nuestra propia vida, con el fin de esconder nuestra fragilidad, nuestra autenticidad. Esas máscaras que nos impiden ver el fondo de lo que somos, que nos impiden ver nuestra propia luz.

Nos quitamos esas máscaras, esas oscuridades de nuestras vidas, y hemos hecho un recorrido por la cuaresma para llegar a la Pascua como pequeñas luces. Cada pequeña luz, por sí misma, aunque parezca que alumbra poco, unida a otras pequeñas luces, haciendo un HAZ DE LUZ, se convierte en luz para otros.

1. INTRODUCCIÓN

No sé si te habrás parado a pensar algo elemental: la tierra es un planeta si luz. Si no fuera por el sol, haría millones de años que todo habría perecido en la oscuridad. Ni colores, ni rosas, ni miradas brillantes, ni amaneceres, ni puestas de sol. Ciegos como los topos. Muertos en la oscuridad. Pero gracias al hermano sol todo sonríe, todo vive, todo se pinta de color y de calor. Somos luciérnagas que se nutren de la luz del sol. Estamos así de necesitados de luz.

En una canción del año pasado Rozalén decía que cuando “se encendió una luz en la ciudad” triste y oscura, el amor salió a la calle... Necesitamos la luz y esa luz se puede encender. La puedes encender tú con cualquier gesto de luz, con cualquier palabra luminosa, con una sonrisa que ilumina. Encender la luz en la ciudad, en tu calle, en tu casa es algo hermoso y necesario.

Es que la Pascua de Jesús es, sobre todo, más allá de cualquier tiniebla, una fiesta de luz. En Jesús, la luz termina por triunfar sobre la tiniebla y el miedo. Por muchas y densas que sean las sombras, la luz de Jesús las atraviesa y llega hasta nuestro corazón arrojando sobre él un chorro de luz. No hay tiniebla que se le resista, no hay rincón oscuro al que no pueda llegar la cálida luz que abraza y reconforta.

Decían de Francisco de Asís sus biógrafos primeros que él fue “una luz entre la niebla”. Con más razón podemos decir eso mismo de Jesús. Por mucha y cerrada que sea la niebla de tu vida, la luz de Jesús puede atravesarla y hacer que brille un sol nuevo y amable. San Pablo dice que él quería anunciar el “amanecer” que es Jesús. Un amanecer, eso es la Pascua.

Un amanecer y un haz de luz. Un haz que te invita a que tú también seas otro haz, siquiera más modesto, de luz. Haz de luz para tus amigos, para tu familia, para tus compañeros de convivencia. Haz de luz hoy mismo. No dejes que la tiniebla y el mal rollo roben un minuto de tu tiempo. Intenta ser luz y verás que ese intento es premiado con la certeza de que quien está contigo es también para ti un haz de luz.

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